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Arquitectura

En la cuenca del Hornillo, dentro del término municipal de Níjar, aparece uno de los cortijos más significativos por su simbolismo, historia y valores, de toda la provincia de Almería. El Cortijo del Fraile se encuentra rodeado de cerros, ubicado junto a la cañada que lleva este mismo nombre, un paisaje árido de tierras volcánicas. Este entorno se encuentra marcado no solamente por su aridez, sino también por la actividad minera, hoy ya abandonada.

Se trata de un edificio de planta trapezoidal desarrollado en un único nivel como estrategia de inserción en el lugar. La fuerte horizontalidad únicamente se ve alterada por la capilla y el campanario, elementos que se erigen como los más elevados del conjunto.

En la distribución del Cortijo del Fraile se identifica un tipo de arquitectura tradicional y anónima, que responde estrictamente a su función y a las necesidades de adaptación al medio donde se inserta. La planta muestra esta lógica compositiva a partir de una serie de volúmenes añadidos sucesivamente, un modelo de crecimiento por adición, el cual indica que el cortijo que ha llegado a la actualidad ha sufrido una serie de transformaciones en función de las necesidades de la época. Se trata de una planta orgánica compuesta por bloques organizados en retícula.

La fachada principal, que constituye la imagen más reconocible del cortijo en el recuerdo colectivo, se orienta a suroeste. Esta fachada resulta el elemento más representativo al ubicarse la fachada de la capilla y la torre campanario. 

Pese a formar un conjunto unitario de 62,50 metros de largo, se diferencian tres volúmenes, asociados a funciones distintas. Esta diferenciación nace de la diferente disposición de los huecos y la diferente solución constructiva de las cubiertas.

El cuerpo de la capilla es el que predomina por encima del resto. Situada en la esquina que conforman las fachadas sureste y suroeste, esta estancia es de planta rectangular de unas dimensiones de 4,50 metros de ancho, 10,40 metros de largo y una altura libre máxima interior de 7,30 metros. La fachada es de una composición sencilla y austera que rompe con la horizontalidad del conjunto, otorgándole su característica imagen al Cortijo del Fraile.

Las viviendas de los propietarios, así como de los aparceros, cuentan con accesos independientes. Su distribución interior, sin embargo, resulta bastante parecida. Su construcción se encuentra resuelta según la arquitectura tradicional, con muros de carga, luces pequeñas y elementos de cubrición a base de madera, cañas y terrados.

Otros volúmenes, tales como pajares, vivienda del pastor, cuadras y corrales se estructuran alrededor del gran patio. Esta parte central de la vivienda es un espacio esencial en la configuración de las arquitecturas mediterráneas: es el lugar donde se socializa, donde las distintas funciones y zonas del cortijo interactúan. Los límites del patio, tal y como se puede comprobar históricamente, han sufrido alteraciones, en función del crecimiento o decrecimiento del conjunto.

Existen en las inmediaciones del cortijo dos aljibes: uno de ellos adyacentes al propio cortijo; el segundo a poco más de 1 km aproximadamente. El primer es de una dimensión más reducida, mientras que el segundo duplica prácticamente su capacidad de almacenamiento.

Se trata de construcciones mediante por una bóveda de cañón, subdividida en su interior mediante arcos de ladrillo. Ambos elementos han sido restaurados y cuentan con un acabado blanquecino que busca integrarse en la estética de la arquitectura popular.

Junto al primer aljibe se identifican las cochiqueras, separadas de las viviendas por motivos higiénicos, siguiendo la costumbre de aislar las zonas destinadas a la cría de cerdos. La construcción se presenta como un elemento lineal en el paisaje y se compone de una serie de corralizas dispuestas en hilera y separadas entre sí por muretes bajos de mampostería y cubierta con una bóveda de cañón.

Además, el cortijo cuenta con un total de tres eras que permiten dar a conocer la envergadura y relevancia en su época de máximo esplendor. Durante la trilla del cereal, las familias jornaleras pasaban largas horas en estos sitios, convirtiendo la actividad agrícola en un acontecimiento social. Su ubicación en zonas despejadas permite aprovechar el viento para el aventado del grano, facilitando la separación entre el grano y la cascarilla.

¿Sabías que…?

  • El estilo recuerda a la arquitectura del norte de África y a otras zonas del Mediterráneo oriental, con formas simples, máxima funcionalidad, sistemas de protección frente al sol e integración en el paisaje.
  • Los materiales de construcción tradicional provienen del territorio mismo: piedra volcánica, tierra, barro, yeso, cal, madera, cañizo, flores de pita, etc.
  • Históricamente, casi la totalidad de las viviendas en la zona eran pobres, pequeñas, bajo modelo de subsistencia y tenían un fuerte carácter rural. El Cortijo del Fraile, sin embargo, tiene un notable carácter señorial, aunque igualmente rural, debido a la capilla y a su enorme extensión edificada.